María y Mingui se casaron en plena sierra madrileña. Una finca familiar con espectaculares vistas fue el lugar elegido. Música en directo, photocall, sombreros y pai pais y una gran cantidad de amigos y familiares.
En la casa donde se prepara la novia no deja de entrar y salir gente. Todos dispuestos a ayudar. La novia tranquila sonrie y hace comentarios con sus amigas. No puede faltar su inseparable perro. Bajo la silla la contempla y de vez en cuando se acerca en busca de una caricias.
La llegada de la novia no puede ser más espectacular con una intensa luz que parece guiarles. Todo el mundo tiene el móvil preparado para captar el momento.
La naturalidad y espontáneidad de los novios, hace de la ceremonia un momento muy entrañable y divertido. No son pocos los amigos y familiares que se acercan a dedicarle unas palabras.
El banquete en exterior con el aire de la sierra y las cálidas bombillas da paso a un concierto en directo, un divertido vídeo de los novios y unas cuantas sorpresas más.
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